Hablemos sobre la regulación del Greenwashing en el ámbito empresarial
El greenwashing, o lavado verde, es una práctica en la que empresas engañan a los consumidores aparentando ser sostenibles sin realmente serlo. Este fenómeno no solo afecta a quienes buscan productos responsables, sino que también obstaculiza el avance hacia una economía más ecológica.
La nueva Directiva (UE) 2024/825 establece reglas claras para combatir estas prácticas, protegiendo a los consumidores y promoviendo la transparencia empresarial.
En este artículo, te contamos todo sobre el greenwashing, sus implicaciones y las novedades de esta normativa europea.

Índice
¿Qué es el greenwashing y por qué es un problema?
El greenwashing, también conocido como “lavado verde”, es una práctica en la que empresas o marcas presentan sus productos, servicios o incluso a sí mismas como más sostenibles y respetuosas con el medioambiente de lo que realmente son.
Esta estrategia busca atraer consumidores que se preocupan por el impacto ambiental, pero lo hace mediante afirmaciones falsas, engañosas o exageradas.
- Por ejemplo, ¿alguna vez has visto envases con etiquetas como “100% ecológico” o “amigable con el medioambiente” sin ningún respaldo claro?
Este tipo de mensajes, que suelen estar acompañados de colores verdes o imágenes de naturaleza, son típicos casos de greenwashing si no reflejan acciones reales.
Según un estudio de la Comisión Europea, más del 40% de las afirmaciones medioambientales de las empresas en Europa eran engañosas o carecían de datos verificables.
Esto no solo afecta a los consumidores, que toman decisiones erróneas, sino que también obstaculiza la transición ecológica al premiar a empresas que aparentan ser sostenibles sin implementar cambios reales.
El impacto del greenwashing en el mercado y los consumidores
El greenwashing genera varios problemas significativos, como:
- Desconfianza en las marcas: Cuando los consumidores descubren que han sido engañados, pierden la confianza en las empresas e incluso en otras que sí son auténticas en su compromiso ambiental.
- Competencia desleal: Las empresas que realmente invierten en sostenibilidad enfrentan una desventaja frente a aquellas que solo “aparentan ser verdes”.
- Obstaculización de la transición ecológica: Al desviar la atención de verdaderas prácticas sostenibles, el greenwashing ralentiza los esfuerzos para combatir el cambio climático.
- Casos reales de greenwashing incluyen grandes empresas del sector energético que han sido acusadas de promocionar iniciativas “verdes”, mientras siguen invirtiendo masivamente en combustibles fósiles.
- Otro ejemplo común son las marcas de moda que utilizan términos como “colección sostenible” sin explicar qué las hace realmente sostenibles.

La Directiva (UE) 2024/825: Un paso hacia la transparencia
Ante el auge del greenwashing, la Unión Europea aprobó la Directiva (UE) 2024/825, también conocida como la “Directiva contra el Greenwashing”, que busca proteger a los consumidores y fomentar la transición ecológica.
¿Qué establece la nueva normativa?
- Prohibición de afirmaciones engañosas: Las empresas no podrán realizar afirmaciones ambientales genéricas (como “amigable con el clima”) si no están respaldadas por datos verificables.
- Mayor transparencia en distintivos de sostenibilidad: Queda prohibido utilizar sellos o etiquetas medioambientales que no hayan sido verificados por un sistema de certificación reconocido.
- Compromisos futuros con planes detallados: Las empresas que hagan compromisos medioambientales deberán contar con un plan detallado, incluyendo metas claras, recursos asignados y verificaciones periódicas realizadas por terceros expertos independientes.
- Sanciones por incumplimiento: Las empresas que violen esta normativa podrán enfrentarse a sanciones económicas de hasta el 4% de sus ingresos anuales. Además, podrán ser excluidas temporalmente de licitaciones públicas.
Fechas clave
- 26 de marzo de 2026: Fecha de entrada en vigor de la normativa.
- 27 de septiembre de 2026: A partir de esta fecha, los Estados miembros deberán garantizar el cumplimiento de la directiva en sus legislaciones nacionales.

Cómo evitar el greenwashing como empresa y como consumidor
Para las empresas:
- Comunicación transparente: Toda afirmación ambiental debe estar respaldada por datos verificables y ser clara para los consumidores.
- Certificaciones reconocidas: Utiliza sellos que cuenten con respaldo oficial o sistemas de certificación confiables.
- Verificación por expertos: Contrata auditorías independientes para validar tus compromisos medioambientales y publica los resultados de manera accesible.
- Evita ambigüedades: No utilices términos vagos como “natural” o “eco-friendly” sin explicarlos. Por ejemplo, si un producto está fabricado con materiales reciclados, especifica qué porcentaje del material realmente lo es.
Para los consumidores:
- Investiga los productos: Verifica si las etiquetas tienen certificaciones oficiales como FSC o EU Ecolabel.
- Lee la letra pequeña: Las afirmaciones generales, como “impacto ambiental reducido”, deben incluir explicaciones concretas.
- Consulta fuentes externas: Busca información en informes de sostenibilidad de las empresas o en evaluaciones de terceros.
- Sé crítico con la publicidad: Desconfía de los términos muy generales o de las campañas excesivamente “verdes” sin detalles claros.
Ejemplos concretos de greenwashing prohibido
Con la nueva directiva, algunos ejemplos de greenwashing que quedarán prohibidos son:
- Usar términos como “fabricado con materiales reciclados” si solo una parte mínima del producto cumple esta característica (por ejemplo, si solo el envase es reciclado).
- Promocionar que una empresa utiliza energía renovable en algunas de sus instalaciones, pero omitir que la mayoría sigue dependiendo de combustibles fósiles.
- Utilizar sellos medioambientales creados por la propia empresa sin respaldo oficial.

Conclusiones sobre el greenwashing en el ámbito empresarial
El greenwashing representa un desafío tanto para los consumidores como para las empresas que desean ser sostenibles. La aprobación de la Directiva (UE) 2024/825 marca un hito importante, ya que establece reglas claras para combatir esta práctica y fomentar la transparencia en el mercado.
Para las empresas, cumplir con estas nuevas normas no solo evitará sanciones, sino que también fortalecerá su reputación y relación con los consumidores. Por otro lado, como consumidores, es fundamental adoptar una actitud crítica y demandar información veraz sobre los productos que adquirimos.
En Vegas Legal, somos conscientes de la importancia de estar al día con las normativas que afectan a las empresas. Si necesitas asesoramiento legal para garantizar el cumplimiento de la nueva Directiva o sobre cualquier otra cuestión relacionada con el Derecho Empresarial.
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Preguntas frecuentes sobre el greenwashing
1. ¿Qué significa el término greenwashing?
El greenwashing es una estrategia utilizada por empresas para aparentar ser sostenibles o respetuosas con el medioambiente, cuando en realidad no lo son.
2. ¿Cuáles son las sanciones por hacer greenwashing?
Con la Directiva (UE) 2024/825, las sanciones pueden incluir multas de hasta el 4% de los ingresos anuales, exclusión de licitaciones públicas y otras medidas correctivas.
3. ¿Cómo pueden los consumidores detectar el greenwashing?
Los consumidores pueden identificarlo buscando certificaciones reconocidas, verificando afirmaciones específicas y desconfiando de mensajes vagos como “amigable con el medioambiente”.
4. ¿Cuándo entra en vigor la Directiva (UE) 2024/825?
La normativa comenzará a aplicarse a partir del 27 de septiembre de 2026.
5. ¿Qué sellos garantizan que un producto es sostenible?
Certificaciones como FSC, EU Ecolabel o Energy Star son ejemplos de sellos reconocidos que garantizan prácticas sostenibles.
6. ¿Cómo afecta el greenwashing a la transición ecológica?
El greenwashing desvía recursos y atención de prácticas sostenibles reales, dificultando el progreso hacia un futuro más respetuoso con el medioambiente.
7. ¿Qué medidas deben tomar las empresas para cumplir con la nueva directiva?
Las empresas deben garantizar la transparencia de sus compromisos medioambientales, realizar auditorías independientes y evitar afirmaciones generales sin respaldo.
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